Cuando colocábamos un cassette VHS dentro de una videograbadora o de una videorreproductora, sucedía toda esta “magia” entre mecanismos y circuitos, que nos permitían mirar películas, grabaciones que habíamos hecho de algún programa de la TV que seguíamos, o ver las filmaciones de momentos que decidimos atesorar.

Unos rodillos guía ayudaban a alinear el cassette, un motor pequeño tiraba del casete hacia adentro automáticamente y se accionaba un sensor de detección que indicaba a la máquina que había un cassette adentro. Adentro, un mecanismo liberaba los carretes del cassette y dos brazos mecánicos sacaban la cinta magnética y la envolvían alrededor del tambor de vídeo (el cilindro que gira). Al mismo tiempo, se posicionaba la cinta frente a los cabezales de audio, borrado y control de pista.

Cuando presionábamos PLAY el tambor giratorio (cabezal de vídeo helicoidal) comenzaba a girar muy rápido (alrededor de 1800 rpm). La cinta se deslizaba sobre este tambor en forma helicoidal (diagonal), lo que permitía que el cabezal leyera la imagen en líneas horizontales entrelazadas (sistema analógico). Simultáneamente, los cabezales de audio leían el sonido, y el cabezal de control leía las señales de sincronización. La información analógica se enviaba al circuito electrónico y se transformaba en señal de video compuesto que salía por el conector RCA.